Pasaron unos días desde que murió Songohanda y Songoku vive solo en la casa de su abuelo Songohanda. Songoku en casa ha encontrado una bola de cristal que tenía pintadas cuatro estrellas rojas.
Un día, una chica de pelo azul llamada Bulma estaba cerca del monte dónde Songoku tenía la casa. Bulma la hija menor de un científico e inventor que era el presidente de la Corporación Cápsula. Bulma también era científica e inventora y uno de esos inventos era el Radar del Dragón, que era un localizador de unas bolas mágicas que concedían deseos a la persona que las reunían e invocaba a dragón sagrado Sherong.
Songoku Salió a pescar un pez gigante y cuando Songoku regresaba a su casa, Bulma chocó con su coche contra Songoku y el pescado gigante.
Songoku se levantó del suelo muy enfadado con Bulma, pensaba que el coche era un artefacto mágico y Bulma era una bruja.
Songoku nunca viera en persona una chica, solo conocía al abuelo Songohanda que le habló muy por encima de las chicas, pero nada más. Bulma le explicó que ella no era ninguna bruja y que ese objeto se llama coche y que no era nada mágico
Bulma le enseñó las dos bolas mágicas que tenía en su poder y le preguntó a Songoku si había visto alguna y Songoku le dijo que su abuelo Songohanda tenía una, la de cuatro estrellas en su casa y Bulma le pidió que se la enseñase y Songoku y ella se fueron juntos en el coche rumbo a la casa de Songoku.
Cuando llegaron a la casa de Songoku. Bulma vio la bola de cuatro estrellas en un altar. El altar era en honor a su abuelo Songohanda. Al acercarse Bulma al altar, las bolas que tenía ella empezaron a brillar y reaccionaron con la de Songoku que hizo lo mismo. Bulma le explicó a Songoku que había 7 bolas y que había que reunirlas las siete para que el dragón sagrado Sherong concediera tus deseos y convenció a Songoku para buscarlas juntos.
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